23 may 2012

Vuelta a las raíces y a una vida muy tranquila



Artículo sacado de http://www.larioja.com/

Gallinero de Rioja se sitúa a unos cinco kilómetros de Santo Domingo de la Calzada, al final de una angosta carretera -estilo años sesenta-, generosa en curvas y parcheada hasta la saciedad.
En esta pedanía de Manzanares de Rioja viven en invierno veinte personas. Ni más, ni menos. Las contó hace poco una de ellas, Maite Monja. «Fue fácil», indica la mujer, que tiene 54 muy bien llevados años y que hace dos decidió regresar a sus orígenes.
«Viví en Gallinero de Rioja hasta los diecinueve años; después me fui fuera, pero he vuelto a las raíces», dice en referencia, no sólo a un espacio físico, sino también emocional; ese en el que manda más el corazón que la cabeza: allí están sus padres y otros familiares. «Me apetecía volver», dice.
Gallinero de Rioja es un puñado de casas que se levantan entre una inmensa mancha verde que alcanza su cénit primaveral estos días: campos, montes... «Es un pueblo tranquilo, al pie de la sierra de la Demanda. Si te gusta la naturaleza y pasear es un lugar ideal para perderse. Está cerca de Santo Domingo de la Calzada, de Logroño... La verdad es que en La Rioja tenemos todo más o menos cerca», cuenta como algunas de las bondades de su lugar de residencia, no apto para cualquiera. «Si te gusta la vida tranquila, sin mucho agobio, se está muy bien», dice. Es su caso. «Trabajo por la mañana en Haro, vuelvo, como y luego me gusta dar un paseo con los perros... Todo muy tranquilo», relata.
La vida en la aldea se anima algo los fines de semana y también en verano, cuando descendientes del lugar acuden allí a pasar unos días. Pero, especialmente, Gallinero de Rioja se ambienta cuando los vecinos de Santo Domingo de la Calzada acuden allí en romería, como el pasado domingo.
La tradición vincula a ambos lugares, que comparten como patrón al Santo abuelito. Ese día, las calles se llenan de visitantes y ambiente festivo. También se abre un chiringuito, que suple al bar que cerró hace algunos años. Lo atiende la 'Asociación de Amigos de Gallinero', formada por unos 120 socios, que, además de nexo entre quienes viven en la aldea o la llevan dentro, colabora en todo lo que se puede.
Cerca de la barra, en el antiguo lavadero que puntualmente sirve para freír las rabas y otros menesteres propios de la fiesta, es donde encontramos a Maite, que cuenta que el Ayuntamiento proyecta construir un centro vecinal, que incluirá un bar. «Esperemos ver para agosto alguna piedra puesta ya», cuenta a su lado Beatriz, la vicepresidenta de la asociación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario